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Greenpeace advierte que el riesgo nuclear en Chernóbil persiste por el deterioro en el sarcófago


Madrid, 25 abr (EFE).- La organización ecologista Greenpeace ha denunciado que un cuarto de siglo después del accidente nuclear en Chérnobil "persiste el riesgo nuclear ante el deterioro del actual sarcófago y el retraso en la construcción del nuevo".
Seguir leyendo el arículo

FOTO Y VÍDEO RELACIONADOCoincidiendo con el aniversario de la catástrofe mañana, martes, la organización ecologista ha advertido en un comunicado del riesgo de colapso del sarcófago que cubre las ruinas del reactor siniestrado, al contener en su interior los restos activos del combustible nuclear.

El Banco Europeo para la reconstrucción y el desarrollo, que asume la gestión del fondo para la construcción del nuevo sarcófago, estima que su coste total será de cerca de 1.600 millones de euros, de los que España aporta 5,1 millones.
La nueva estructura que debe cubrir el actual sarcófago se terminará, según Greenpeace, diez años después de lo previsto y va a tener un coste tres veces superior al calculado.
El 26 de abril de 1986, la explosión del reactor número cuatro de la central de Chernóbil desencadenó el mayor accidente nuclear de la historia, que arrojó a la atmósfera una radiactividad equivalente a entre 100 y 500 bombas atómicas como la de Hiroshima.
La nube radiactiva alcanzó primero Bielorrusia y continuó hacia Escandinavia, Europa Central (principalmente Austria y Alemania) y el Reino Unido, entre otros.
Según cálculos de expertos ucranianos, el accidente se cobró la vida de más de 100.000 personas, aunque organizaciones ecologistas elevan la cifra hasta 200.000.
Veinticinco años después, la radiación continúa afectando a miles de habitantes de Bielorrusia, Ucrania y Rusia. En estos tres países se halla el 70% de los casi 200.000 kilómetros cuadrados de terrenos contaminados.
Para Greenpeace, el accidente en la planta nuclear de Fukushima demuestra que no se ha aprendido la lección de Chernóbil. ¿Qué más tiene que pasar?", ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña de Energía Nuclear de Greenpeace.
"En lugar de camuflar la gravedad del accidente de Fukushima, proponiendo alterar los niveles de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES) para elevar la clasificación de Chernóbil, como propone la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE, -ha dicho- la industria nuclear debería reconocer la inevitable peligrosidad de esta energía.